Luis Ramón
Siendo septiembre, el mes más patrio por nuestra independencia, (que se consumó el 27 de septiembre de 1821, por Agustín de Iturbide), comparto con ustedes a un personaje sumamente creativa, mexicana y la primera mujer de la serie, quien se ha convertido en un ícono nacional y mundial.
“Cada tic-tac es un segundo de la vida que pasa, huye, y no se repite. Y hay en ella tanta intensidad, tanto interés, que el problema es sólo saberla vivir. Que cada uno lo resuelva como pueda.”
Y ella lo supo resolver con tesón y con espíritu de lucha por la vida. A ella, la vida, se lo había puesto difícil desde la infancia. Magdalena Carmen Frida Kahlo Calderón. Nacida el 6 de julio de 1907, en Coyoacán, su padre era fotógrafo judío-húngaro y su madre, indígena mexicana. Sufrió una poliomelitis a los 6 años que le causó malformaciones en la pierna derecha. A los 18 años, el autobús en el que viajaba fue arrollado por un tranvía descontrolado. Frida salvó su vida, pero sufrió traumatismos y fracturas de varios huesos y lesiones en la espina dorsal que la postraron en la cama durante meses. Podría muy bien decirse que el accidente hizo nacer a una nueva Frida y dio alas a la Frida artista, la pintora que supo plasmar como nadie, en el surrealismo más realista del arte, la frustración, el sufrimiento y la lucha por la vida.
“Pensaron que yo era surrealista, pero no lo fui. Nunca pinté mis sueños, sólo pinté mi propia realidad”.
En las obra de Frida Kahlo destacó la expresividad de sus estados de ánimo y exploración de su vida y las catástrofes que la marcaron y transmite con ello su desesperación y desorden emocional. Sus trabajos son abiertos y brutales, transmutando su dolor en cosas bellas que mueven al mundo.
En el año 1922 ingresó en la Escuela Nacional Preparatoria de la Ciudad de México dejando sus estudios de medicina para seguir pintando. Unos años más tarde se unió al partido comunista y se casó con el famoso muralista, Diego Rivera, 20 años mayor que ella. Su relación fue tan especial como tormentosa, sobrevivió varias infidelidades de Diego, la presión de la carrera, el divorcio, una segunda boda, enfermedades y la incapacidad de tener hijos ( sufrió tres abortos). Vivió en Estados Unidos y Francia, pero finalmente regresó a su México, donde afirmó “Aquí me sentí mejor”.
“La misma vida que nos quita, también nos da. La vida que nos hace frágiles, también nos hace fuertes. La vida es un “tira y afloja”, la vida es contradicción y precisamente a base de contradicciones y de luchas es como fluimos”, continuamente mencionaba Frida, quien supo enfrentar como nadie el dolor con actividad, productividad, incesante inquietud por sentir la vida y por sentirse viva.
En 1953, temiendo la gangrena, le fue amputada su pierna derecha y la artista pasó los dos últimos años de su vida sin salir de la cama. Pese a todo, cuando en la primavera de ese mismo año la Galería de Arte Contemporáneo de México D.F. le dedicó una exposición monográfica, todos los asistentes quedaron asombrados cuando vieron llegar a la artista siendo transportada en una cama. Así asistió Frida Kahlo a la que fue su última exposición, con una sonrisa en los labios para todos, celebrando y riendo. Pocos meses antes de su muerte, en julio de 1954, dio la última pincelada a su obra titulada “Viva la Vida”.Además de su ya probada creatividad, a lo largo de sus últimos diez años de vida, Frida se sumergió en un proyecto nuevo e íntimo, que le permitió continuar con su proceso creativo interno, propio, personal e introspectivo.
Comenzó a escribir, dibujar y crear su diario personal. Una esfera distinta a este mundo, un espacio para refugiarse, una habitación para reflexionar en torno a todo lo que le causaba estragos en esta tierra. Su diario como sus pinturas renuncian con los convencionalismos; su diario, tan cercano al corazón y a una columna rota, dio rienda suelta a todos sus sentidos y nos legó una imaginación hecha dibujos y palabras que por décadas nos ha enseñado de humor, tradición, irreverencia, fortaleza y desesperación.
Actualmente hemos sido contagiados por una fridamanía que abarca sectores desde la moda, la literatura infantil, el diseño hasta gadgets más diferentes. Sin embargo, revisar a detalle su obra, nos ilustra la manera en que la artista, la persona y en sus últimos años al ícono, se definen con tonalidades diferentes.
Frida no se puede resumir en un estereotipo, esto es indudable. Es muy fácil caer en el error de intentar categorizar a quien admiramos o quien es realmente extraordinario que nos deja boquiabiertos. En el caso de Kahlo su energía creativa y fuerza vital es tan potente para quien se acerque a ella, que es casi inevitable querer transformarla en nuestra heroína.
Frida Kahlo se ha convertido en un símbolo plurivalente: de la lucha entre la voluntad y el dolor, de una belleza no convencional pero auténtica, del orgullo de ser mujer y del orgullo de ser mexicano.
Disfrutemos de este mes sintiéndonos orgullosos de nuestro país, de nuestro arte y de nuestra historia.